Benedetto XVI: l’identità missionaria del presbitero nella Chiesa

DISCORSO DEL SANTO PADRE BENEDETTO XVI AI PARTECIPANTI ALLA PLENARIA DELLA CONGREGAZIONE PER IL CLERO

Sala del Concistoro
Lunedì, 16 marzo 2009

Signori Cardinali,
Venerati Fratelli nell’Episcopato e nel Sacerdozio!

Sono lieto di potervi accogliere in speciale Udienza alla vigilia della partenza per l’Africa, ove mi recherò per consegnare l’Instrumentum laboris della Seconda Assemblea Speciale del Sinodo per l’Africa, che si terrà qui a Roma nel prossimo ottobre. Ringrazio il Prefetto della Congregazione, il Signor Cardinale Cláudio Hummes, per le gentili espressioni con cui ha interpretato i comuni sentimenti. Con lui saluto tutti voi, Superiori, Officiali e Membri della Congregazione, con animo grato per tutto il lavoro che svolgete a servizio di un settore tanto importante della vita della Chiesa.

Il tema che avete scelto per questa Plenaria – «L’identità missionaria del presbitero nella Chiesa, quale dimensione intrinseca dell’esercizio dei tria munera» – consente alcune riflessioni per il lavoro di questi giorni e per i frutti abbondanti che certamente esso porterà. Se l’intera Chiesa è missionaria e se ogni cristiano, in forza del Battesimo e della Confermazione, quasi ex officio (cfr CCC, 1305) riceve il mandato di professare pubblicamente la fede, il sacerdozio ministeriale, anche da questo punto di vista, si distingue ontologicamente, e non solo per grado, dal sacerdozio battesimale, detto anche sacerdozio comune. Del primo, infatti, è costitutivo il mandato apostolico: «Andate in tutto il mondo e predicate il Vangelo ad ogni creatura» (Mc 16,15). Tale mandato non è, lo sappiamo, un semplice incarico affidato a collaboratori; le sue radici sono più profonde e vanno ricercate molto più lontano.
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Carta a las conferencias episcopales sobre el año sacerdotal

Eminentísimos y Excelentísimos Presidentes de las Conferencias Episcopales en sus Sedes

Durante el Año y según momento, a través de los medios de comunicación y, sobre todo, mediante la Web de esta Congregación (www.clerus.org), se comunicarán los acontecimientos, como también se ofrecerán aquellas notas o escritos útiles para asambleas, retiros espirituales, momentos de oración, congresos y otras iniciativas, que con creatividad pastoral se deseará programar.

Se trata de un acontecimiento no espectacular, pero con la intención de que se viva como renovación interior en el redescubrimiento alegre de la propia identidad, de la fraternidad en el propio presbiterio, de la relación sacramental con el propio Obispo. Las iniciativas deberán nacer, sobre todo, en cada circunscripción eclesiástica y en los Institutos o Casas Religiosas.

A nivel nacional quizás podría ser involucrado algún Santuario particularmente significativo.

En tal sentido será oportuno reservar una justa visibilidad del Año Sacerdotal a través de los medios de comunicación, sobre todo católicos, cuidando con esmero que siempre se dé una correcta y nunca una parcial interpretación.

Además de los presbiterios, de cada Sacerdote y de las Parroquias, será oportuno involucrar a los lugares de formación sacerdotal, a las Asociaciones y a los Movimientos, tan ricos en presencias juveniles, a las Escuelas católicas, de cada orden y grado, a los Monasterios, a los Institutos de Vida Consagrada y a todas las realidades autenticamente eclesiales que, según la propia condición y el propio carisma, puedan ofrecer una válida contribución al Año Sacerdotal. El Año se concluirá con un Día Mundial para los Sacerdotes, que tendrá su cumbre en Roma en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús en el 2010, con el Santo Padre.

En el mencionado discurso, el Santo Padre ha recordado que: “urge la recuperación de aquella conciencia que empuja a los sacerdotes a estar presentes, identificables y reconocibles ya sea por el juicio de fe, por las virtudes personales como también por el vestido, en los ámbitos de la cultura y de la caridad, desde siempre en el corazón de la misión de la Iglesia.” En tal sentido se desea que, esta Conferencia Episcopal, reserve especial atención a la justa valorización de los Sacerdotes en la integralidad de su ministerio pastoral y que cuide su “presencia” en cada ámbito de la misión de la Iglesia, también yendo al encuentro de aquellos que, si bien bautizados, no han sido suficientemente evangelizados todavía.

En la certeza que Su Eminencia/Excelencia pondrá en acto, en cordial espíritu de hermandad colegial, cada oportuna iniciativa para favorecer la más motivada y fecunda celebración del Año Sacerdotal en su Conferencia Episcopal, aprovecho esta circunstancia para renovar sentimientos de distinguido respeto y confirmarme

de su Eminencia/Excelencia

afmo. en el Señor

Cláudio Card. Hummes

Prefecto

Año sacerdotal 2009-2010: carta a los obispos

Vaticano a 3 de abril de 2009 Carta de la Congregación para el Clero (Congregatio pro clericis)

Prot. N. 20090980

Eminencia/Excelencia:

En la audiencia concedida el pasado 16 de marzo a los Miembros de esta Congregación, reunidos en Asamblea Plenaria, el San Padre Benedicto XVI “para favorecer la tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia de su ministerio” ha tenido la amabilidad de convocar un especial “Año Sacerdotal“, que comenzará el 19 de junio próximo, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, hasta la misma Solemnidad en el 2010. En efecto, celebramos el 150° aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney, verdadero ejemplo de Pastor al servicio del rebaño de Cristo (cf. Alocución del Santo Padre).

El Año Sacerdotal representa una importante ocasión para mirar, todavía más con grato estupor la obra del Señor que, “en la noche que fue entregado” (1Co 11,23), quiso instituir el Sacerdocio ministerial, uniéndolo inseparablemente a la Eucaristía, cumbre y fuente de vida para toda la Iglesia. Será un Año para redescubrir la belleza y la importancia del Sacerdocio y de cada Sacerdote, sensibilizando a todo el pueblo santo de Dios: Los consagrados y las consagradas, las familias cristianas, los que sufren y, sobre todo, los jóvenes tan sensibles a los grandes ideales vividos con auténtico empuje y constante fidelidad.

El título felizmente elegido por el Santo Padre para tal Año camina en esta dirección: “Fidelidad de Cristo, fidelidad del Sacerdote“, y que quiere indicar la primacía absoluta de la gracia, “Nosotros amamos porque Él nos amó primero” (1 Jn 4,19) y, al mismo tiempo, la indispensable y cordial adhesión de la libertad que sabe amar y que, recuerda al mismo tempo, que el amor es también “fidelidad”.

Como Su Eminencia/Excelencia podrá constatar, se trata de una importante ocasión para la profundización teológico-espiritual y la misión pastoral, que es fecunda ante todo para los mismos Sacerdotes, llamados a renovar la conciencia de la propia identidad y, consecuentemente, para fortalecer la tensión misionera, que brota de la intimidad divina del “estar” con el Señor. Fecundidad pastoral, que se dilata a cada ámbito y persona de la Iglesia, con una particular atención a la indispensable y prioritaria promoción de las vocaciones al ministerio ordenado.

El Año Sacerdotal se inagurará en la próxima Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en la Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano, con la celebración de las Vísperas presidida por el Santo Padre. En tal efemérides, llegará a Roma desde Ars la reliquia del corazón de San Juan María Vianney, corazón que ha palpitado al unísono con el divino Corazón del Buen Pastor. Sería de gran importancia que se programara una análoga celebración en cada Catedral, Santuario o iglesia principal en cada circunscripción eclesiástica, con los Sacerdotes y los fieles que querrán unirse la oración.

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Educazione e scuola: prospettive cristiane

1. Il contesto attuale del mondo educativo in America Latina

C’è una difficile convivenza tra stato e Chiesa: sempre più le nuove costituzioni e il contesto sociale tendono a escludere la formazione etica e morale; l’educazione ha spesso dimenticato la globalità degli ambiti educativi (educazione non é solo la scuola); il grande soggetto dimenticato é la famiglia; la scuola cattolica rappresenta solo l’8% degli istituti scolastici.
Spesso non si é costituito un progetto unitario tra le diverse agenzie educative presenti sul territorio (famiglia, scuola, parrocchia…). Manca una formazione umana di base su cui costruire l’essere cristiani: c’è moltissimo nozionismo, molta catechesi e dottrina, e poco percorso esperienziale che porti ad un incontro maturo e personale con Cristo. Si denota carenza di formazione e accompagnamento dei docenti. C’è un frequente distacco tra la realtà e la progettualità. Lo sviluppo di un progetto spesso si basa su una lettura non corretta del contesto. Questo comporta una difficoltà ad accettare le persone che abbiamo di fronte.
Il giovane é alla ricerca di un’appartenenza e di una sicurezza che trova in gruppi strutturati, positivi o negativi che essi siano. Per quanto riguarda i mass media, di fronte ai mezzi di comunicazione ci sentiamo impreparati e non abbiamo il coraggio e la capacità di utilizzarli adeguatamente in funzione dell’educazione.

2. Sfide e obiettivi per il nostro cammino missionario nel mondo educativo di oggi

2.1 Evangelizzazione

La crisi delle scuole cattoliche e la loro scarsa considerazione da parte della società vanno vissute come un “Kairos”, ossia come un tempo opportuno per riscoprire la nostra identità. Abbiamo l’occasione per riprendere il nostro ruolo e lasciare agli altri le loro competenze. É una chiamata per uscire dai nostri “cortili di cristianità” ed entrare nelle “piazze” per incontrare l’umanità, specialmente la più povera. Di fronte a questa situazione non dobbiamo correre il rischio facile di difendere ciecamente la Chiesa come istituzione, ma dobbiamo rimanere fedeli al suo mandato di servizio e promozione della vita. C’è necessità di testimoni e pastori più che di maestri e catechisti.

2.2 Formazione

È necessario, oltre a quello legittimo e naturale della famiglia, definire tutti i soggetti educativi e i loro ruoli. Torniamo all’etimologia dell’educare come “e-ducere”, “tirar fuori la perla preziosa” che ciascuno porta dentro per accompagnare l’uomo nella sua crescita e autoconsapevolezza.
La formazione va intesa nella sua globalità e complessità, ovvero deve essere una formazione integrale (umana e cristiana). Va posta al centro dell’azione formativa la famiglia, coinvolgendola nel processo educativo come protagonista. La persona deve essere accolta con tutto il suo vissuto, la sua storia, la sua famiglia. È utile anche che ci proponiamo come accompagnatori degli insegnati.

2.3 Missione

Va proposta la pedagogia della misericordia, ovvero non creare progetti esclusivi ma mantenere uno sguardo attento alla realtà circostante. Occorre favorire l’interazione tra parrocchia e scuola, affinché quest’ultima diventi un luogo di evangelizzazione e di promozione umana. A tale scopo é necessario mobilizzare e organizzare i credenti presenti nella scuola (professori, operatori scolastici, alunni, genitori, ecc..) affinché siano testimoni di Cristo. L’attenzione al mondo dell’adolescenza ci spinge a considerare che da questo stesso mondo dobbiamo sapere estrarre le risorse e le potenzialità che in esso sono contenute, convinti che non c’é migliore evangelizzatore di un adolescente che un altro adolescente. Dobbiamo infine essere più presenti nell’utilizzo dei mezzi di comunicazione sociale.
Da un punto di vista prettamente organizzativo, va promossa una pastorale d’insieme organica e coordinata tra le varie agenzie educative.

Fonte: Sintesi Tematica dell’incontro missionari italiani a Lima 2009

La famiglia tradizionale e i nuovi modelli affettivi

1. La realtà: luci e ombre

Ci rendiamo conto che il primo ostacolo che ci troviamo ad affrontare siamo noi stessi.
E’ difficile non anteporre i nostri schemi mentali nell’osservare la famiglia latinoamericana, è difficile non cadere nel giudizio e nel confronto culturale o di modelli da cui proveniamo, continuando comunque a vivere con umiltà e ascolto la nostra identità cattolica.
La realtà della famiglia che incontriamo in maniera abbastanza trasversale nelle situazioni in cui operiamo, presenta determinate ombre e delle luci.
Le difficoltà oggettive che riscontriamo riguardano alcuni aspetti:

-la famiglia non può prescindere dalla realtà della società in cui è inserita: in un momento di crisi di valori etici e morali, anche la famiglia ne risente;
-sono carenti le scelte politiche che proteggano e promuovano la famiglia e gli individui più deboli che la compongono (anziani, donne, bambini, giovani);
-il panorama delle famiglie latinoamericane è enormemente eterogeneo, anche in ragione delle migrazioni interne, dell’emigrazione, delle mescolanze tra differenti etnie;
– non esiste più un modello triangolare di famiglia (madre-padre-figli), a cui si sono sostituiti una moltitudine di modelli alternativi (famiglie monoparentali, famiglie allargate..);
-la famiglia subisce le conseguenze di un’instabilità socio-economica e di una povertà materiale, lavorativa, educativa, sanitaria. Serie problematiche la attraversano: “machismo”, violenza intra-familiare, violazione dei diritti dei più deboli, sfruttamento della donna e del lavoro minorile, alcolismo, gravidanze in età precoce, aborto, abusi psico-fisici.

Tra le luci che abbiamo individuato emergono la capacità di sfruttare appieno il valore della famiglia intesa in senso “allargato” e la sua dimensione di accoglienza, rendendola in grado di sopperire a eventuali carenze affettive. Aggiungiamo uno spiccato atteggiamento di accoglienza pure nei confronti della vita, anche se spesso non si traduce in maternità o paternità responsabili.

2. Le sfide

Quando, come spesso accade, il modello di famiglia che incontriamo, qualunque esso sia, non è in grado di rendere felici tutti i suoi membri, occorre identificare le sue figure deboli (maggiormente donne e minori) e convogliare su di loro gli sforzi umani e pastorali.
Ci rendiamo conto che la pastorale familiare pertanto non può prescindere dalla pastorale giovanile. Si rende quindi necessario pensare ad un accompagnamento dei giovani, condividendo i loro problemi quotidiani, ma al contempo ponendo lo sguardo su di essi come ai futuri “capifamiglia”. Strumenti che riteniamo validi possono essere l’oratorio, il doposcuola, gli spazi sportivi, così come altri luoghi di aggregazione che costituiscano un valido supporto a quanto la famiglia non sempre riesce ad offrire. Anche la proposta di un modello di catechesi che non sia solo quello tradizionale, insieme a momenti di vita di gruppo, ritiri e corsi formativi, possono offrire una possibilità di incontro con Cristo e un’esperienza di fede che segni la loro vita. Sempre in un’ottica preventiva, riteniamo importante anche la proposta di corsi di preparazione prematrimoniale.
In considerazione della situazione famigliare precedentemente delineata, crediamo che da un punto di vista più strettamente pastorale, come Chiesa dobbiamo farci carico ed accompagnare la famiglia nell’affrontare e risolvere le difficoltà oggettive che l’affliggono. Indichiamo alcune modalità in questo senso:

– spingere le famiglie ad una coscientizzazione dei propri problemi, e quindi delle opportunità e dei servizi esistenti, così come dei propri diritti;
– offrire e promuovere corsi di formazione umana e professionale per rispondere ad esigenze concrete;
– favorire la comunicazione tra le famiglie e la condivisione della loro vita anche attraverso strumenti quali i gruppi di lettura orante della Bibbia e la catechesi tradizionale o familiare;
– proporre possibili testimonianze di vita familiare, anche attraverso la presenza ed il servizio di coppie o famiglie di laici missionari;
– difendere con coraggio il valore della vita in tutti i suoi aspetti ed ambiti, senza pregiudizi ma con comprensione e misericordia.

Ci permettiamo infine di esprimere ciò che osserviamo nel nostro operato pastorale corrente. L’Eucaristia continua certamente ad essere il centro della vita di fede della Chiesa Cattolica e della sua proposta pastorale. In America Latina, la situazione di irregolarità della maggioranza delle famiglie non permetterebbe a molte persone di accostarvisi con pienezza, ma la prassi effettiva parla in tutt’altro senso. Di fronte a questo, come Chiesa, ci chiediamo: quali atteggiamenti pensiamo di adottare?

Fonte: Sintesi Tematica dell’incontro missionari italiani a Lima 2009

Il protagonismo dei popoli indigeni nei paesi andini

La relazione con i popoli indigeni e le autonomie locali

I popoli indigeni, finora grandi sconosciuti, grandi emarginati per distinte e molteplici cause, ma allo stesso tempo realtà ricca e complessa, iniziano ad avere maggior peso politico: ci sono ad esempio in diversi stati nuove costituzioni che lo valorizzano, e gli danno maggiori opportunità di partecipazione sociale e cittadina (movimenti, organizzazioni, ecc.). Esse rappresentano uno stimolo per gli altri paesi e un modello di partecipazione e protagonismo nelle strutture statali.
Il documento di Aparecida nei capitoli 8, 9, 10 presenta proposte di “vita piena” nei differenti momenti della vita comunitaria. Questa proposta in parte è già presente nel mondo indigeno: la sua cosmovisione manifesta un’unità tra divinità, natura e persona.
Da loro impariamo un nuovo significato del termine “sviluppo”, presente per esempio nell’art. 8 della Nuova Costituzione Boliviana, basato sulla relazione “terra – persona – cultura” più che sul benessere economico.

1 Difficoltà

Tra le difficoltà, riconosciamo la nostra paura nell’attuare un tentativo di comprensione di questa realtà, visto spesso come perdita di tempo in cose che per noi sono marginali, ma che in realtà sono importanti per il “cammino” o “processo” globale, e la poca pazienza dimostrata nel saper aspettare, adattarsi ai loro ritmi, ascoltare gli indigeni stessi, chiedere loro aiuto per affrontare le diverse situazioni. Le stesse differenze nell’alimentazione rendono difficile la vicinanza e la coabitazione con loro.
Inoltre si valorizza poco la lingua indigena come mezzo di comunicazione: per timore di sbagliare, di non essere “ortodossi”, si fa fatica ad esprimere la fede con categorie diverse, si tende a mettere etichette su stili e riti ancestrali (si ha ancora l’idea o il timore che non sia lo stesso Dio).
Gli indigeni stessi, da parte loro, dimostrano una bassa autostima: preferiscono il silenzio, si sentono inferiori perché vengono da esigenti processi di formazione e di disciplina che sono stati proposti/imposti nel loro ambiente culturale, vedono un’ipocrisia nel messaggio proposto dai cattolici; a ciò si aggiunge l’autoritarismo spesso subito da parte del potere civile ed ecclesiastico. Tutto questo porta alla difficoltà di trovare leaders indigeni e di sapere quello che realmente pensano nei nostri confronti.

2 Successi

Tra i successi già ottenuti si annovera innanzitutto la formazione di animatori indigeni come mediatori, alla luce della interculturalità, che a sua volta si basa sul principio di uguaglianza e rispetto; e la presenza costante degli agenti di pastorale nel loro habitat.
Inoltre si valorizza la promozione ed incremento del diaconato permanente e l’essere riusciti a lavorare con mezzi più poveri nella pastorale degli esclusi; i gesti concreti d’amore danno frutti per aprire ponti con le nazioni indigene nel dialogo e nella partecipazione.

3 Sfide

A livello di conversione pastorale, si rende necessario spogliarsi di ciò che non è essenziale, per realizzare una Chiesa aperta e meno istituzionalizzata, più democratica e partecipativa nelle decisioni ecclesiali; una Chiesa che promuova la formazione dei leaders, valorizzi la presenza delle donne nella prassi comunitaria, favorisca una maggiore comunicazione fra agenti pastorali di comunità diverse: è la consuetudine stessa dei popoli indigeni che offre stimoli a procedere in questa direzione.
Una sfida non meno importante è quella di dimostrare disponibilità di cuore a un dialogo sincero per avvicinarsi ai popoli indigeni, e la capacità di ricevere l’aiuto ed il suggerimento degli altri e di passare dalla reciprocità alla gratuità; inoltre, occorre avere un atteggiamento di umiltà nell’imparare.
Inoltre si evidenzia l’urgenza di investire maggiormente nella formazione dei missionari non indigeni (religiosi, religiose, sacerdoti, laici), affinché possano migliorare e rendere più efficaci le proprie attività ed il proprio inserimento nelle culture locali: corsi di antropologia culturale (e non solo teologica e filosofica), formazione umana, pedagogia (sul modello di quella di Gesù di Nazareth, che con i suoi discepoli inizia dal piccolo gruppo per terminare con la grande massa).
Infine si rende necessaria una maggiore presenza nel mondo sociale e civile, conoscendo e diffondendo i diritti umani del popoli indigeni (cfr. dichiarazione dell’ONU sui diritti dei popoli indigeni del 13/09/2007; la “Bíblia social de los indígenas”, ecc), e usando i mezzi di comunicazione sociali di massa.
Si suggerisce, infine, la diffusione a mezzo stampa internazionale del suddetto documento dell’ONU sui diritti dell’indigeno e l’articolo 8 della Costituzione Boliviana e/o di altre costituzioni sui punti relativi alle nazioni indigene.

Fonte: Sintesi Tematica dell’incontro missionari italiani a Lima 2009

La lotta alla corruzione e le tendenze giustizialiste nei paesi andini

1. Uno sguardo alla realtà

Nel decennio 1990-2000, nella maggior parte degli stati dell’area andina, abbiamo assistito a fenomeni come la nascita di un apparato statale di stampo malavitoso e una forte corruzione a tutti i livelli (magistratura, esercito, governo, polizia, stampa, televisione e radio, concessioni per estrazioni minerarie e idrocarburifere e mondo dell’ecologia). Per la prima volta nella storia, in uno di questi paesi un presidente ed alcuni ministri sono stati messi in carcere, ma il messaggio di lotta contro la corruzione non arriva alla gente. Sembra più una vendetta politica di stampo giustizialista che una lotta vera e propria alla corruzione. La percezione della gente è che il potere è un mezzo per arricchirsi personalmente, e non per servire il paese. L’attuale presidenza peruviana, ad esempio, lotta per non ripetere l’inflazione accumulata durante il mandato precedente e tenta di non essere coinvolta negli scandali di corruzione attuali. In Brasile alcuni grandi corrotti legati ai circoli economici più elevati sono in carcere, permettendo così alla magistratura di dare un segnale di fiducia all’operato del governo.
Ci sono leggi per la trasparenza e il controllo, però non sono osservate e applicate dagli organismi dello stato con tutta la forza con cui dovrebbero. Anzi, spesso non sono nemmeno conosciute dai cittadini.
La corruzione si infiltra anche nei settori più insospettati come i sindacati. Ci sono poliziotti mal pagati, obbligati perciò a fare un doppio lavoro. Ne conseguono mal servizio e corruzione. La percezione generale è che la politica è sporca. Molti corrotti purtroppo hanno pure studiato in collegi cattolici. In molte zone non esiste lo Stato, e ciò favorisce la delinquenza. Molti cittadini si assuefanno alla delinquenza e alla corruzione.

2 Un metro di giudizio sulla corruzione

C’è l’idea che la corruzione è tale solo se la società e il sentire comune la giudicano come tale, mentre in una mentalità di diritto, la corruzione si dà quando si usa il potere pubblico a beneficio del privato. Per la maggior parte (50%) dei cittadini peruviani, ad esempio, la corruzione è percepita come la causa più importante della povertà del paese.
Il 92 % della popolazione andina asserisce di non denunciare la corruzione perché non vuole essere coinvolta e perché si è sicuri che la denuncia non porterebbe a nessun risultato. Nella percezione della gente, il più corrotto è il Potere Giudiziale (62%), poi le Forze di Polizia (53%), e il Potere Legislativo (43%). La Chiesa è ancora ritenuta l’istituzione più credibile.
La corruzione non è solo un tema morale ma anche di raggiungimento del potere: nella mentalità della gente la corruzione è lo strumento (più o meno legittimo) per poter giungere ad assumere il potere nella comunità e nella società civile.

3. Alcune indicazioni pratiche

La società civile si organizza, e queste organizzazioni (“Pro-etica”; “rondas campesinas”; “presupuesto participativo”; “comité de vigilancia ciudadana”, ecc.) vanno potenziate. È un metodo importante anche la denuncia a mezzo stampa.
Contro la delinquenza comune, l’organizzazione civile si protegge con le guardie di quartiere. Nelle comunità indigene si applica il “Diritto Consuetudinario”, applicando le leggi tradizionali della comunità. È necessario, in questo, controllare gli eccessi.
Occorre partire dalla formazione etica, politica e sociale dei giovani nelle parrocchie, nei gruppi sociali, nei partiti politici. È bene che i politici nascano dalla comunità, siano sempre collegati alla comunità, vengano verificati da essa, e ne siano sempre l’espressione.
Si propone alle organizzazioni internazionali, alle organizzazioni non governative, alle associazioni, alla stessa Chiesa Cattolica, di pensare progetti per favorire queste espressioni della società civile, volti a realizzare il controllo sulle istituzioni pubbliche e la lotta contro la corruzione.
Si propone pure alle comunità parrocchiali di accompagnare i cammini della gente nei suoi processi di democratizzazione.
Può essere positivo cercare al di fuori del paese istituzioni ed organizzazioni (università, ong, e quant’altro) che aiutino in campo ecologico a controllare l’ambiente, soprattutto nell’ambito dello sfruttamento delle risorse del sottosuolo.

Fonte: Sintesi Tematica dell’incontro missionari italiani a lima

Il cristiano di fronte alle nuove costituzioni politiche degli stati andini

1. Introduzione

Le nuove costituzioni in tre dei paesi andini (Ecuador, Bolivia e Venezuela) sono sorte da una crisi istituzionale dei partiti tradizionali e dalla necessità di ricostruire la democrazia e lo Stato di Diritto. Sono sorte in un processo partecipativo promosso dalle istituzioni con l’obiettivo di coinvolgere il maggior numero di persone in questo nuovo percorso istituzionale; si caratterizzano per alcuni nuovi valori e per interessanti aspetti di partecipazione e approfondimento della democrazia, inclusione sociale di gruppi tradizionalmente esclusi ed invito ad una maggior partecipazione della cittadinanza. Dalla riflessione fatta emerge un desiderio di partecipare al processo avviato dalle nuove costituzioni, perché le costituzioni hanno a che vedere con il nostro essere Chiesa in America Latina.

2. Uno sguardo alla realtà e alle difficoltà che manifesta

C’è una carenza nella conoscenza della Dottrina Sociale della Chiesa sia nell’ambito del clero, che degli agenti pastorali, che della popolazione in generale.
Manca un impegno nella dimensione sociale e di costruzione di una cittadinanza partecipativa, sia a livello di Chiesa locale che nel nostro operato missionario; c’è una mancanza di etica nei comportamenti e nelle relazioni sociali e politiche.
Una visione ecclesiologica riduttiva si manifesta nella centralità della pastorale basata sulla celebrazione dei sacramenti. Sussiste ancora una mentalità assistenzialista e/o impositiva nelle politiche pubbliche.

3. Aspetti positivi

Denotiamo la ricerca di una coerenza nella testimonianza del Vangelo, soprattutto da parte di un laicato maturo e di una Chiesa che sa lasciare spazio alla specificità del ministero laicale.
Esiste un coinvolgimento attivo al processo di costruzione di una società più partecipativa, soprattutto da parte di alcuni settori e servizi.

4. Sfide e impegni

Si propone di inserire lo studio e l’approfondimento della Dottrina Sociale della Chiesa nella nostra pastorale per garantire una formazione adeguata agli agenti di pastorale, in modo particolare ai laici. Concretamente, creando insieme, condividendo e diffondendo materiale formativo didatticamente accessibile ai diversi destinatari.
Lo studio dei documenti della Dottrina Sociale della Chiesa devono essere accompagnati da una coerenza personale e comunitaria che si espliciti in gesti concreti e che sia l’effettiva realizzazione dell’annuncio evangelico.
È necessario integrare la proposta della dimensione evangelizzatrice (catechetica e liturgica) con la dimensione della testimonianza della carità e con l’impegno sociale della comunità cristiana e dei singoli credenti; contemporaneamente, offrire una testimonianza e una integrazione nell’ambito sociale e politico attraverso un lavoro di rete con la partecipazione anche di istituzioni pubbliche e private.
Va posta attenzione alla realizzazione dei valori dichiarati nelle Costituzioni con il riferimento critico al Compendio della Dottrina Sociale della Chiesa.
È utile aiutare l’istituzione pubblica a costruire politiche coerenti e quindi a tradurre in concreto il contenuto della Costituzione favorendo la crescita della responsabilità sociale e della partecipazione di tutti i cittadini.
Insieme, recuperare lo spirito profetico da parte della Chiesa soprattutto negli ambiti della giustizia, della pace, della difesa dei diritti, dell’ambiente.
È necessario concentrare la nostra attenzione suoi nuovi possibili soggetti, spazi e strumenti di evangelizzazione nella società, ad esempio i gruppi sociali a rischio e marginalizzati e il mondo della comunicazione.

Fonte: Sintesi Tematica dell’incontro missionari italiani a lima